4 El que habla en lengua, se edifica a sí mismo; el que profetiza,
edifica a toda la asamblea.
5 Deseo que habléis todos en lenguas; prefiero, sin embargo, que
profeticéis. Pues el que profetiza, supera al que habla en lenguas, a no ser
que también interprete, para que la asamblea reciba edificación.